LAS LECCIONES DE MI HIJO.
Joselias Sanchez Ramos / sjoselias@gmail.com / 2021-01-29
“He regresado papi porque quiero estar mas cerca de ustedes. Abrazar mas a mi mami. Ustedes estuvieron tanto tiempo conmigo cuando era niño. Lo recuerdo, papi. Para mi fueron tiempos muy alegres y felices.”
Caminábamos por la playa de Tarqui como cuando mi hijo era un niñito y me acompañaba a caminar cogiendo conchas, jugando con las olas, corriendo libremente, saltando entre los bordes de arena que la marea había dejado.
Ahora, era yo quien lo acompañaba por esta playa hermosa que él descubrió siendo niño. Mientras lo escuchaba, era yo quien se sentía alegre y feliz.
Lo recordé con su letrero «Villas del Seguro. Presente», junto a su hermano Paul, en el paro cívico de 1984 reclamando agua para Manta.
De pronto, de súbito, todo cambió. Esa noche del 16 de abril del 2016, llegó el terremoto con su infernal estruendo y su incontenible desastre de miseria, dolor y lágrimas. Seis días antes Mi hijo había llegado desde los Estados Unidos.
No sé si yo o Pepito, pero salvamos a Cecila de entre ese derrumbamiento de paredes, ese volar de vidrios rotos, esa oscuridad horrorosa y entre ese piso lleno de vidrios, ladrillos, libros, agua, todo desperdigado llamando a la muerte.
Desde Piedra Larga, Grìgory corría hacia su casa pensando en sus padres, se horrorizaba que su casa se hubiera derrumbado aplastándolos. Su fe era grande. Pedía a Dios que estén vivos.
Las réplicas siguieron. Con Cecilia en la calle, me quedé mirando mi casa destruida con la mente en blanco sin entender el griterío que en derredor me envolvía ni percibir el dolor del vecindario. Estaba, como diría mi abuela Natalia: “Pepito está ido”.
De pronto, un susurro me retrotrae a la realidad. “Hay que seguir papi” mi hijo me dice al oido. Fue como un soplo de vida. Ahora, era mi hijo, quien en otras palabras, me repetía al oido lo que él repetía siendo niño: “Cuando un niño se cae, enseguida se levanta para alcanzar las estrellas”.
“Hay que seguir papi” me repitió, cuando lo contemplé, tendido, desnudo y muerto, en el anfiteatro de Pedro Carbo.
Me detuve. Volví a llorar como si fuera un niño. Pero, mi hijo ya no está a mi lado. Cecilia dice que siempre conversa con él sobre su papá y sus hijos.
Cuando la vida pasa no hay retorno. El tiempo sólo es de ida. Los recuerdo van y viene mientras estás vivo.
No me gusta dar consejos. Pero, por favor, en estos tiempo de celulares, si tus seres queridos están a tu lado, conversa con ellos, si te necesitan ahora, acude a ellos.
Todo puede esperar pero el tiempo de la vida humana es muy pasajera. Usted mismo y su familia son primero. Prioriza el bienestar. Prioriza tu salud mental. Ten presente que la vida pasa mientras haces planes. (Joselias, 2021-01-29)
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