LA MEMORIA DEL AGUA EN MANTA ( 4 )
Joselías Sánchez Ramos / sjoselias@gmail.com / 2023-03-26.
Hola, estimados lectores. En 1936, el acueducto Pacoche – Manta calmó la sed de los 8.526 habitantes de Manta que, en 14 años se había duplicado.
Una ciudad en constante crecimiento que, a más del ferrocarril que une a Manta con el centro de la provincia, el 25 de Agosto de 1934 inaugura la carretera Manta – Montecristi. Está presente el Ing. Federico Páez, Encargado del Mando Supremo de la Nación.
Durante estos años hay un crecimiento industrial y educativo que va convirtiendo a Manta en una ciudad atractiva, una ciudad cuya población mostró su unidad y patriotismo durante los aciagos días de la invasión peruana de 1941.
Otra carretera va a incrementar su desarrollo. El 9 de marzo de 1944 se firma la construcción de la carretera Manta-Quevedo con la compañía Ambursen Enginering. Aunque incompleta, la obra se entrega en 1957. El tramo Pichincha-Portoviejo no fue considerado. Se convierte en objetivo de los manabitas.
Para 1950, la población de Manta se ha triplicado. En su territorio viven 23.665 habitantes. El abastecimiento de agua desde Pacoche, inaugurado 14 años antes, es ya insuficiente. El pueblo se organiza y discute nuevos proyectos.

JUNTA DE AGUA POTABLE.
El año anterior (1949), el diputado mantense, Alberto Escobar, presenta al Congreso el proyecto de una Junta Administradora del Agua Potable. Se aprueba y el Presidente, Galo Plaza Lasso, firma el ejecútese de la Ley que se publica en el Registro Oficial No. 375 del 29 de noviembre de 1949.
Manta ya tiene su Junta de Agua Potable de Manta cuyo primer presidente será el Sr. Federico Reyes.
La década de los 50’s es dura y difícil cargada de sueños, luchas y gestiones. La exportación del café reemplaza a la tagua.
La Junta de Agua Potable comienza una tarea agotadora que dura unos 10 años para suministrar agua a un pueblo sediento.
En 1950 se lee en Diario El Mercurio un artículo que se refiere a la crisis del agua, como si se estuviera escribiendo para hoy. Algunos párrafos:
“Manta, confronta en la actualidad, serios problemas que afectan a sus aspiraciones de grandeza… Sus habitantes deben preocuparse de estos problemas urgentes y vitales. Y vital y urgente es el problema del agua, cosa que no debe ser mirada con indolencia, sino arrimando el hombro con la tenacidad necesaria hasta convertir en realidad el sueño, tal vez milenario, de los habitantes de este pedazo de tierra ecuatoriana.”
La sed agobia. El agua que llega desde Pacoche hasta la estación de las calles 24 y 14, no abastece. Manta es el escenario preciso para la novela “Sed en el puerto”, en la que Othon Castillo describe la angustia de este pueblo que se muere de sed. “¡Ha muerte un hombre de sed en el puerto!”, es la primera línea de su desgarradora obra.

Los burros cargados de barriles de agua y los tanqueros que distribuyen el agua en los barrios ya no alcanza. La gente hace fila, largas filas detrás de los tanqueros. El agua viene desde Los Bajos de Montecristi y desde Colorado.
Se construyen aljibes en calles estratégicas para que la población se aprovisione jalando un balde y llenando sus “latas” con un palo atravesado como agarradera.
Lo sé. Fue nuestra tarea como niños y adolescentes en mi familia.
Así como ahora, también los inviernos son feroces. El 23 de febrero de 1953 se desbordó el Río Manta. Un fuerte aguacero de 24 horas contribuyó al crecimiento del caudal que destruyó las viviendas ubicadas en sus márgenes y el puente que unía Manta con Tarqui.
El Gobierno del Dr. José María Velasco Ibarra entregó a los damnificados casas prefabricadas con paredes de cartón ubicándolas en la entrada de los Esteros.
CAZALAGARTO – MANTA
La Junta de Agua Potable vislumbra el futuro. Se discute apasionadamente sobre un nuevo acueducto desde Santa Ana a Manta para abastecer de agua a esta sedienta población.
La Junta de Agua Potable contrata la obra con la firma “Maruri & Campolo”
El 4 de noviembre de 1957, Diario EL MERCURIO editorializa:
“Desengaños y grandes desengaños, ha tenido Manta en eso de la provisión de agua potable con que mitigar la sed del vecindario. Hace muchos años, tantos que se pierden en el tiempo y la distancia, el problema de la ciudad ha sido el agua. Parte de su progreso está encadenado a ese problema. Y su historia corre paralela al agua potable. Infelizmente, conforme ha sido el crecer, ha ido creciendo también el afán de lucro de quienes se han encajado a dirigir los destinos de las instituciones encargadas del suministro de agua. Superado el problema del agua, creemos que el adelanto de la ciudad será enorme.”
Un año después, en su editorial del 8 de Febrero de 1958 señala:
“La obra del agua potable para Manta ha venido sufriendo desde su iniciación un verdadero vía crucis, que no ha terminado con la recisión del contrato con los señores Maruri & Campolo, cuyo incumplimiento ha sido uno de los más graves daños que hayan podido causarse a la ciudad.”
Concluye: “La Junta de Agua Potable que cuenta con el respaldo popular, estamos seguros que sabrá, una vez más, corresponder a la confianza que en ella se ha depositado”.
No ha sido el primer obstáculo que supera esta ciudad cargada de esperanza. En esos precisos momentos, surge don Hugo Andrade Larrea quien, como un hombre de realizaciones, concluye la obra del tendido de la tubería desde Cazalagarto hasta Manta y con su aporte técnico y honesto se cumple un nuevo sueño.
La Junta de Agua Potable logró su objetivo. Durante una década gestionó y trabajó para traer el agua desde Santa Ana. El acueducto CazaLagarto – Manta comenzó a operar en 1961. El Sistema Cazalagarto comprende un acueducto de 45 kilómetros desde las fuentes de Cazalagarto y una planta potabilizadora instalada en la misma fuente.
Para 1961 ya éramos 45.000 mantenses que, alborozados, veríamos por primera vez salir agua desde un grifo. CONTINUARÁ. (2023-03-26)

0 comments on “La memoria del agua en Manta ( 4 )”