“TIERRA HERMOSA DE MIS SUEÑOS”
Joselías Sánchez Ramos / sjoselias@gmail.com / 2021-09-05
Hola amigos. Con mi cara de circunstancia, en este domingo, me voy a referir al libro: “Tierra hermosa de mis sueños”, escrita por este fabuloso narrador y amigo, don Santos Miranda Rojas.

Es una novela costumbrista donde la imaginación construye anécdotas recreadas con pasajes históricos. “Es una prosa poética rica en semántica”, dice Adolfo Ortiz, poeta y narrador ecuatoriano, mientras José Sosa Castillo, la ubica como una “crónica novelada inscrita en la línea estilística del criollismo mágico”.
BIENVENIDO Y MERCEDITA
Les cuento que Bienvenido nació en Miguelillo, monte adentro de Manabí. Nació sietemesinos, el día de Todos los Santos. Por eso le pusieron ese nombre: “Bienvenido”.
En una trocha de su monte se enamoró de la hermosa niña Mercedes, la última hija del hombre más rico de la región. Merceditas había sido prometida al hijo de otro poderoso señor.
Era un amor de luciérnagas. Una noche de luna huyeron juntos. La travesía de su amor recorrió una geografía sin tiempo. En el aquí y el ahora, el pasado es presente. No se dieron cuenta. El tiempo se les pasó mientras estaban haciendo otros planes.
La única que no hizo otros planes fue la “Rabo de hueso”, una cuchilla que, sola, solita, ejecutó una venganza.

EL LIBRO.
El resto de la historia se narra en este libro: “Tierra hermosa de mis sueños” de Santos Miranda Rojas. Forma parte del proyecto “Desarrollo de la narrativa provincial y nacional” auspiciado la Casa de la Cultura de Manabí que preside don Fidel Intriago Zambrano, entidad que auspicia la obra.
Una novela costumbrista de 193 páginas, impreso en la Editorial Sánchez de Portoviejo, dedicada al centenario de Manta. Su portada destaca un diseño de Luis Montejo. En el interior, dibujos y plumillas, de Francisco Miranda Alcívar, Gerson Castillo y Raúl Trampuz.
La contraportada resume una crítica literaria de José Sosa Castillo.

ESCRITOR
Sobre el autor y su vasta obra se han escrito y pronunciado críticas literarias y sesudos comentarios, en varios países de nuestra América.
A sus obras se las considera: “cátedras de vida” que “rechazan la injusticia”. “Joyas de la orfebrería del lenguaje” que “logran la universalidad desde la localidad”.
Santos Miranda es “un fino folklorista y creador fecundo del cuento ecuatoriano costeño”, destaca el escritor y sociólogo Clodoveo Astudillo.
MI CRITERIO.
Les dije, al iniciar este conversatorio que con mi cara de circunstancia, agradecía a Santos el honor de leer su libro, “Tierra hermosa de mis sueños”, un libro dedicado al centenario cantonal de Manta y que vislumbra el bicentenario de la creación provincial de Manabí.
Su narrativa, “una lucha constante de las ideas que desafían los sentidos para salir ufanas por algún atajo de la imaginación y creatividad” como bien señala la “Introdución”, nos lleva a recorrer, lo que yo llamo, “una geografía sin tiempo”.
Este libro, con sus crónicas noveladas y sus pasajes históricos, nos acerca al alma de Manabí. A ese “criollismo mágico de la cotidianidad que transcurre sin sentido.
Hay alboroto en el cine Manta. Se cortó la película y “Carebagre”, príncipe de todos los “peroles”, pide a gritos que le devuelvan su dinero mientras los vaporinos insultan a “Mantequilla”.
Con una pulmonía de mar, en Los Esteros se murió “carechame”. Radio Ventarrón de Tarqui trasmite su sepelio por las calles enarenadas de la parroquia.
Me he reído a carcajadas y a mandibula batiente leyendo esta obra que trae al presente personajes del ayer. Será porque yo viví entre ellos sin darme cuenta.
ANTOLOGÍA MANABITA.
“Tierra hermosa de mis sueños” es ya una obra de la antología manabita. Para comprender los sueños debes saciar la sed de curiosidad con esa, “Sed en el Puerto” (Othon Castillo Vélez, 1965), sedienta soledad que contrasta con las manos mojadas de “Un hombre y un río” (Horacio Hidrovo V., 1957) que desde Santa Ana viene saciando venganzas que se vuelven lutonas de sal en la Charapotó de “Los designios” (Luis Félix López, 1973) tropezando en Chone con la “Mula Ciega” (Oswaldo Castro, 1970) que nos lleva a la Ciudad de Quitaipon tropezando con “Dos hombres importantes” (Ruisdael García Macías, 1977) en ese “Sepelio con banda de Ruisdael García Macías. Una antología de paisajes extremos que retratan el costumbrista manabita.
En esos paisajes extremos, Bienvenido arrea su mular con la bella Margarita. Ambos huyen en busca de una quimera que los lleva por el mar hasta Miami, que los hace conocer el Paris Chiquito de Vinces y los envuelve en los platanales de Machala.
El retorno a su Manabí forma parte de la leyenda personal que construye con el recuerdo de su padre.
Cuando la “Rabo de hueso”, cumple su venganza, Bienvenido considera que también ha cumplido su labor. Entonces se mira jugando en los jardines del cielo junto a sus padres.
Se va, sin odios ni rencores, porque el secreto de su felicidad fue amar a su Mercedita hasta donde más pudo. Fátima, nuestra poetisa puede estar tranquila, su poesía ya tiene nombre.
CONCLUSIÓN.
Esta obra es un testimonio de la fuerza transformadora de nuestros sueños y de la importancia de los recuerdos en la cultura manabita.
Cuando hablo de cultura manabita me refiero a ese pueblo de 200 años que sigue escuchando el latido de su corazón entre el follaje de sus montes, que sigue orando al compás de las olas que le cantan al amor, ese amor que muchas veces se escribe con sangre, sangre que alienta la vida para respirar solidaridades, vida que se detiene para siempre en cualquier recodo del camino.
Una obra simbólica del realismo criollo al criollismo mágico porque la imaginación del amor es la más loca de todas las realidades, en esta “Tierra hermosa de mis sueños”. Salud, maestro Santos Miranda Rojas. (Joselías, 2021-09-05)

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