LOS CHOLOS DEL SIGLO.
Víctor Arias Aroca / 2021-09-03
Cuando todo empezó los cholos de Tarqui eran bacanes. El siglo XX vivía su propia fiesta. La mejor época fue, cuando nos ponian guapos en la Peluquería la Perlita y los retoques del poeta Alejandro Molina Navia y las tijeras de don Climaco Briones. Los chicos eran tratados contra la tosferina y las enfermedades de la época por un médico de hechura natural llamado Víctor Sánchez, que ya provecto, seguía inyectando líquidos que lo curaban todo.

Las gentes del pueblo vivían su propia fiesta comercial alrededor del mercado y afuera del Cine Encanto y del Faraón, la empanada bramaba ese aroma que desataba la gula. El testimonio vívido de esa época quedó grabado en las cámaras de Villavivencio, Lopez y Luttomen. En Carnaval, la playa de Tarqui bautizada como playita Mia, plena de música y llena de turistas de todo el Ecuador, se convirtió en el centro hotelero por excelencia. La magia hotelera comenzó con el Manabi Hotel hasta donde llegaba el presidente Bombita, y se prolongó hasta el siglo XXI.
Todos los hoteles cayeron en el terremoto, justo cuando ya bien asimilada la segunda década del siglo actual, todos los bancos del Ecuador habían llegado a Tarqui atraídos por su hechizo comercial, exorcisados por la alegría de la gente y dominados por la abundancia.

De ese ambiente surgió el defensor más grande que tiene la raza Chola, porque quiso ser grande y lo ha logrado a su manera, investigando el pasado, escribiendo crónicas apasionadas sobre la cultura manteña y hablando lindo como ninguno, esa palabra que hechizó a Cecilia y a más de una hizo soñar con ese negro guapo, a mi no me digan que no, y el man se fue feliz por el mundo de la educación y la cultura, luciendo su estirpe de legítimo cholo tarquense y esa pinta de indio manteño hacedor de balsas, que había tenido un padre curador de males y había hecho el bien educando a la gente, hasta que, el terremoto también lo tomó descuidado y le tumbó la casa que había construido junto al mar, para que el mar viviera junto a su sueño para siempre.

Los cholos no le tiemblan a los siglos, ellos salieron del mar y habitan en la luz de las estrellas. Los cholos somos todos, pero, entre este siglo y el otro, el único cholo que rebasó todos los espacios del conocimiento ha sido Joselías Sánchez. El otro cholo, lo único que ha hecho es seguir su ejemplo, hablar el lenguaje limpio de los pueblos, un poco ayudarlos a soñar con la poesía, no permitir que los humillen ni dejarlos caer, levantar la voz, luchar por la grandeza de Manta y tratar de ser feliz, después de todo.
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