Educación, arte y cultura Historia

Alfaro, leyenda o realidad.

¿Por qué seguimos hablando de Alfaro quien murió hace 109 años?

ALFARO, LEYENDA O REALIDAD

Joselías Sánchez Ramos / sjoselias@gmail.com / 2021-01-24.

Hola. ¿Por qué seguimos hablando de Alfaro quien murió hace 109 años? ¿Qué importancia tuvo su vida de 70 años para que sobre él se  haya escrito en los términos más duros o con los elogios más sorprendentes? ¿Por qué una turba de 10.000 encolerizados quiteños lo arrastraron por las calles de su ciudad y le prendieron fuego en el Parque del Ejido?

Alguno de ustedes podría contestar mejor que yo a estos interrogantes. Ensayo respuestas.

EL TIEMPO DE ALFARO

Algunos sostienen que Alfaro es un hombre de su tiempo, que transita del siglo 19 hasta su muerte en 1912 del siglo 20, por tanto su lucha y pensamientos ya están desfasados de toda objetividad histórica en un siglo cuyas realidades son diferentes.

Otros, sostenemos que el pensamiento de Alfaro sigue vigente. Su vida de 70 años es un mensaje de fe y coraje para defender la vida, la libertad, la educación y los derechos. Por tanto, hay que luchar para prevalecer.

REVOLUCIÓN CULTURAL.

La revolución alfarista fue una revolución cultural. Su proceso, a lo largo de un siglo, nos permite afirmar que “La educación es un derecho de las personas a lo largo de su vida y un deber ineludible e inexcusable del Estado”.

Este principio constitucional surge de la revolución alfarista y de la Constitución de 1906. Alfaro implementa el laicismo para todos los ecuatorianos y con ese decreto se proclamaron los derechos individuales de las personas, los derechos de libertad de conciencia, de creencia, de pensamiento y de imprenta.

Se crean colegios públicos laicos, normales para formar profesores, la sección primaria es obligatoria y gratuita.

Este es, a mi entender, el principal aporte de la revolución liberal a la modernización del Estado: la educación como un sistema igualitario para todos.

REVOLUCIÓN FEMENINA

Aunque la mujer ecuatoriana, desde la Independencia, ha participado activamente en la vida social, económica y política del Ecuador, fue Alfaro quien la incorpora al ámbito educativo y laboral.

Una de las primeras medidas fue permitir el acceso de las niñas a la instrucción regular y laica. Se establecen centros educativos femeninos, la escuela de artes y oficios para niñas, se incentiva a las mejores estudiantes, se establecen becas para los sectores màs pobres y se preparan a maestras en el exterior.

En el campo laboral se garantiza el derecho de la mujer al trabajo y se la incorpora en cargos públicos.

La mujer es hoy una protagonista importante del quehacer político, económico y social del Ecuador del siglo 21.

HOGUERA BÁRBARA.

José Eloy Alfaro Delgado nace en Montecristi, Manabí, el 25 de junio de 1842. Muere en Quito, el 28 de enero de 1912. Su muerte y su arrastre por una turba sedienta de sangre es considerada como un hecho abominable. Alfredo Pareja Diezcanceco la describe como una hoguera bárbara mientras J. Vargas Vila la perenniza como la muerte del cóndor.

En horas de la tarde de aquel 28 de enero de 1912, en el parque de El Ejido de la ciudad de Quito, de una pira humeante se esparce un fuerte olor a carne quemada. En la calle arden los restos del general Eloy Alfaro y sus principales lugartenientes: Medardo Alfaro, Flavio Alfaro, Ulpiano Páez, Manuel Serrano y el periodista Luciano Coral.

La muerte, arrastre e inmolación de Alfaro es descrita, de manera descarnada, por el cónsul británico en Ecuador, Mr. Griffith, quien le informa a Sir Edward Grey, secretario de Asuntos Exteriores: 

“… en la mañana del domingo llegaron ellos a la capital (Alfaro y los demás prisioneros), y fueron llevados a la penitenciaría en automóviles por vías marginales. Pronto se extendió por la ciudad la noticia de su llegada, y la multitud, que había tratado de sacarlos de los automóviles en el trayecto del ferrocarril a la penitenciaría, sin éxito, gradualmente fue tomando proporciones gigantescas y, finalmente, derribó las puertas del edificio, ingresó en él y masacró a los prisioneros en sus celdas.

Despojaron los cuerpos de sus vestidos, dineros y joyas y luego marcharon en procesión, en número de unos 10.000, a través de las calles, portando banderas y estandartes, y arrastrando los cuerpos por los pies con sogas. Pasaron por esta legación a eso de la 1 p.m. en su camino a la Plaza de Armas, donde prendieron fuego a sus cuerpos. En esta demostración las mujeres tomaron parte prominente y se gozaban en el honor de pagar los funerales de los restos de Flavio Alfaro.

Yo he presenciado muchas revoluciones e insurrecciones en muchos países, pero jamás he presenciado un procedimiento tan abominable y sediento de sangre como el que se llevó a cabo en esta ocasión, con el silencio y consentimiento de las autoridades (era presidente encargado del poder el Dr. Carlos Freile Zaldumbide; ministro del Interior, Octavio Díaz, y ministro de la Guerra, Juan Francisco Navarro, que tenían que brindar las garantías debidas a los prisioneros). El Gobierno ha exhibido un tipo de criminal negligencia al no haber tomado medidas adecuadas para proteger la vida de estos hombres, que fueron traídos acá para ser juzgados, pero que virtualmente fueron entregados al pueblo que estaba sediento de sangre, como los primeros cristianos que eran lanzados a los leones en el anfiteatro romano; y esto merece, como es seguro que se reciba, la justa condenación de todo hombre bien pensante y de todo país civilizado…”.

Alfaro, el Viejo Luchador, renace el 28 de enero de 1912 para vivir en la posteridad como guía de las nuevas generaciones de ecuatorianos y para recordarle a los políticos que: “La gloria política tiene por base la exacerbación de los adversarios, ¡qué triste sería un gobierno sin oposición en el Ecuador!” (Joselías, 2021-01-24)

Soy la vida hasta que muera. Historiador y cronista de Manta - Jocay, mi ciudad puerto de Manabí, Ecuador. Periodista - Docente en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador - Mis estudiantes me llaman "Maestro de la sonrisa eterna". Mi Facultad me declara "Patriarca de la Facco". Para mis lectores soy un "Diálogo con Joselías". Soy amante de la vida, río a carcajadas, con Cecilia somos una familia de cuatro hijos y nueve nietos, por ahora. Bailamos "chévere". Nací junto a las olas, vivo frente al mar, converso y río con mis padres que siguen iluminando mi vida aunque estén muertos. Mis hijos son maravillosos. Cada uno de ellos me llena de asombros. Los amigos son libros abiertos para la descontextualización de la relación humana. Proclamo la paz y respeto la diversidad.

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