LUIS AGUSTIN SANCHEZ RAMOS
Joselias Sánchez Ramos / 2020-03-30
Hola amigos. Ayer, 29 de marzo, mi hermano Luis Agustin SANCHEZ Ramos, cumplió 70 años. Un natalicio que coincide con el primer mes del coronavirus en el Ecuador.
Recuerdo que, hace cuatro años, 17 días antes del terremoto, en la casa que recientemente habían remodelado, sus hijos y nietos lo declararon “superabuelo”. Todos vistieron una camiseta “super”. Estaba feliz, sonriente y con una enorme y contagiante alegría.
Luis Agustín, “Aguilucho”, como lo llamo, es el cuarto de los siete hermanos, hijos de Víctor y Crucita. Nace en 1950, comienzo de una década dura para Manta, década de sueños y de luchas, años durante los cuales los mantenses fraguan las obras fundamentales para su ciudad.
En este entorno crece oyendo a nuestro padre hablar de la carretera Manta-Quevedo y de las obras portuarias. A sus ocho años, junto a Víctor Emilio, acompañamos a nuestro padre a la marcha popular del 15 de septiembre, convocada por Luis Valdivieso y Radio Tropical.
El contrato de las obras portuarias se firma en 1959 y se inauguran en 1966. El agua potable llega a Manta en 1961, desde Cazalagarto, Santa Ana, un esfuerzo ciclópeo de la Junta de Agua Potable de Manta. El Colegio Técnico, el Colegio Manta, el Grupo Cultural Manta, los buques planta para la electricidad que se reparte por toda la provincia. La telefonía de tres dígitos, el Estadio Modelo, el malecón y la Av. 4 de noviembre, las Piladoras de café donde trabajan cientos de mujeres y los estibadores navales cargando el café que convierte a Manta en el primer puerto exportador de café en el Pacifico Sur. A sus 17 años observa la lucha de la Asociación de Empleados de Manta para convertir a Manta en Ciudad Universitaria.
Estas lecciones cívicas lo impulsan a reclamar una vida digna para los mantenses de Tarqui. A fines del siglo XX, encabeza una marcha de los tarquenses quienes protestan porque sus calles se llenan de heces fecales por la ruptura del sistema de alcantarillado sanitario; llegan hasta el Palacio municipal donde se plantea el reclamo. Es de público conocimiento que desde el Municipio se amenaza a las monjitas y a las niñas de la Escuela Santa Esperanza de Tarqui para que no vuelvan a reclamar en las calles.
Luego soporta el terremoto 16-A y su casa se convierte en ruinas. Hoy debe enfrentar al coronavirus Covid-19.
Luis Agustín es Licenciado en Ciencias Políticas, Sociales y Económicas. Se gradúa en la Escuela de Ciencias Jurídicas de la Universidad Técnica Particular de Loja. Esa provincia le evoca jornadas de su vida. Allí hizo la conscripción y ganó el grado de
Teniente de reserva. En el cuartel sufre una peritonitis y salva su vida por el urgente traslado y exclusivo tratamiento que le otorgaron.

Aguilucho es un hermano de talento y un profundo analista de la política ecuatoriana. Casado con doña Beatriz Alvarado Farfán, es padre de cinco hijos que lo han convertido en “superabuelo”: Pamelita, Víctor Elías, Juan Pablo, Luis Emilio y María Emilia. Decidió vivir con mis ancianos padres; sus hijos fueron la recreación vital de ellos que vivieron con esa alegría hasta los 105 años, mi padre, y hasta los 87, mi madre. Mi hermana Mariana y Luis Agustín, estuvieron con mis padres en los años críticos de su ancianidad.
Hoy es un hermano septuagenario. Gracias “ñaño”. Resista al coronavirus. #QuedeseEnCasa.
Dios lo bendiga junto a su linda familia. ¡Viva el cumpleañero! (Joselias, 2020-03-30)
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