A LOS 50 AÑOS DEL «GRAN SALTO».
Joselías Sánchez Ramos. / sjoselias@gmail.com / 2019-07-20.
Hola amigos. El 20 de julio de 1969, hace 50 años, el hombre pisa por primera vez el suelo lunar. Una hazaña portentosa que Neil Amstromg inscribe como: “UN PEQUEÑO PASO PARA UN HOMBRE, UN GRAN SALTO PARA LA HUMANIDAD”. El segundo astronauta es Edwin Aldrin quien, al observar la superficie lunar, exclama: “MAGNÍFICA DESOLACIÓN”. El tercer astronauta, Michael Collins, pilotea el Columbia en el que retornarán a la Tierra.
Estabamos allí, junto a nuestro padre, en Tarqui, oyendo, en su viejo radio Grundig, la trasmisión de la llegada del hombre a la luna. Viaje fantástico, es una película, decía don Víctor.
Evocar el alunizaje del Apolo 11 nos permite observar 50 años en la historia de la sociedad humana. Un hecho sorprendente que pone fin a la modernidad e inicia la culminación la guerra fría; el último de los viajes de conquista del hombre para agregar a los suyos territorios lejanos (Estados Unidos dejó su bandera); el gran avance tecnológico – científico de la humanidad; el inicio de las trasmisiones simultáneas para millones de personas; el miedo a la explosión nuclear transformada en conflictos regionales; el movimiento de la geopolítica, la globalización de la economía, el neo liberalismos y la inmigración.

EL GRAN SALTO.
El gran salto para la humanidad no se ha logrado en el espacio sideral sino en nuestro propio suelo terrícola. La ciencia y la tecnología dieron el gran salto. Los tres astronautas, en su viaje a la luna utilizaron una computadora de menor capacidad a uno de los celulares que se venden en los mercados barriales y difundieron su hazaña para 500 millones de personas. Hoy, la trasmisión simultanea es un hecho personal y, aunque se haya perdido la intimidad, el hombre insertó el celular a su existencia diaria.
Las profesias se vuelven posibilidades y la vida del hombre, más duradera. La inteligencia humana cifrada en algoritmos está siendo trasladada a la inteligencia artificial. ¿Surgirá una nueva filosofía en esta interconexión humana y tecnológica?
La Unión Soviética fue la primera en poner a Yuri Gagarín en el espacio sideral, pero no pudo superar ese “gran salto norteamericano”. En 1989, 20 años después, la URSS desaparece como Estado. Junto con ello, la caída del muro de Berlín, la masacre china en Tiannamen y el consenso de Washington, cambian la historia geopolítica de la humanidad.
Los Estados perdieron su hegemonía. La conquista del espacio, como símbolo de una esperanza superior para la humanidad, es ahora un objeto de codicia de los más ricos dedicados a financiar los viajes espaciales para explotarlos turísticamente o para lograr minerales que a nadie pertenecen.
Ello afirma la supremacía del neo liberalismo que ha transformado las ideologías en economías de mercado y de consumo. No se piensa, la imagen domina, se quiere tener y mostrar. El marketing esclaviza la mente.
MAGNÍFICA DESOLACIÓN.
La magnífica desolación que en el suelo lunar observó Aldrin está aquí, en nuestro suelo terrícola.
Cuando ya no hay esperanza en los viajes espaciales para conquistar nuevos territorios, el miedo y la desolación se apodera del hombre que huye de los conflictos bélicos regionales, de la delincuencia organizada, de la mezquindad política, de las tragedias y de la desesperanza, entonces, sale de su tierra, emigra, llega y lo regresan, se mueve y retorna, en un incesante péndulo de angustia y desesperación. La migración se volvió planetaria hacia los cuatro puntos cardinales.
No se piensa, solo hay que sobrevivir. La angustia domina. El hambre esclaviza la mente.
COLUMBIA.
Es la nave y Collins el piloto del retorno. El planeta Tierra es la tierra prometida. Los tres están vivos; hay vida. Los tres están juntos, hay esperanza. La hazaña del Apolo 11 es el relato de un final feliz. Desde ese día, 20 de julio de 1969, hasta diciembre de 1972, once personas más caminaron por la Luna.

HISTORIA DEL MAÑANA.
Han pasado 50 años desde el alunizaje del Apolo 11. Las redes han aprisionado a la humanidad. El celular es el instrumento. La internet es el soporte. Google, Microsoft, Apple, Samsung, en fin, la tecnología ha superado a la ciencia y a la filosofía.
A los jóvenes se los mantiene ocupados tratando de salvar al planeta del calentamiento global, a unos; a otros, se los entretiene con la música estridente que golpetea el cerebro y hace mover las extremidades; del resto, no importa, la droga se encarga de ellos. Lo importante es que no deben pensar. Pensar es peligroso para el sistema. Si algún otro piensa, lo embadurnan de corrupción y listo.
Dejar de pensar es aterrador. Hay que pensar, pensar cómo construimos el mundo del mañana. Planteo pequeños hitos para medir nuestra gestión de pensamiento. Los mantenses, pensemos en los 100 años de la cantonización. Los manabitas, pensemos en el significado de los 500 años de la fundación de Portoviejo.

EDUCAR EL FUTURO.
Mientras leíamos el “Homo Deus” de Yuval Noah Harari y los algoritmos de la inteligencia artificial, nos encontramos el “Pensamiento complejo” de Edgar Morin y sus siete saberes necesarios para la educación del futuro. Los comparto:
- Una educación que cure la ceguera del conocimiento.
- Una educación que garantice el conocimiento pertinente.
- Enseñar la condición humana.
- Enseñar la identidad terrenal.
- Enfrentar las incertidumbres.
- Enseñar la comprensión.
- La ética del género humano.
Educar el futuro. Caráspita. Buen reto para los próximos 50 años. (Joselías, 2019-07-20)
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