Manta centenaria

Pedro y Ubaldo Gil en el Día mundial de la poesía.

Un poema que evoca la hermandad y reafirma la calidad poetica de su autor, Pedro Gil, reconocido vate mantense.

PEDRO Y UBALDO GIL EN EL DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA.

Ubaldo, un gestor cultural de primera línea, escritor y creador de la Editorial Mar Abierta de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí muere en la plenitud de su creación cultural. Ese óbito dejó una profunda huella en la comunidad cultural de América y sobre todo de Manta. Su hermano Pedro, un reconocido poeta mantense, sobre él, escribe así:

MI HERMANO SE PARECÍA AL MAR

uno
En mitad del sueño me ha despertado mi hermano muerto
despierta que no hemos hecho nada todavía
ya has dormido demasiado, dormiste amanecido
recogiendo colillas de cigarros
en las veredas de la autodestrucción
dormiste
y los infames aprovecharon
te robaron el abrigo, el sueldo bien ganado
sé consciente
solo tú eres culpable
si perdiste el tiempo, la plata, la autoestima
no perdiste el talento
el talento no debe dormir
los talentosos no duermen no se enferman
suficiente con el alma en guerra sin tregua
guerra donde caen los débiles los blandos.

dos
Es fantástico pero real
cada vez que estoy en trance poético
cada vez que los demonios
no me dejan dormir y más aún ahora
que mi hermano muerto ha entrado a mi dormitorio,
llega la lluvia.
Llueve para hacerme de música de fondo
en este poema, en este despertar.

tres
Yo estaba en el Callejón de la Muerte,
mi hermano en terapia intensiva
múltiples infartos.
Yo varios días y sus noches drogándome
fugitivo de la realidad,
mi hermano varios días y varias noches enfrentando
electrocardiogramas, máquinas, tubos
aferrado para seguir con nosotros,
para seguir conmigo.
Mis familiares, una vez anunciada su muerte en Guayaquil
encontraron al hermanito menor en un fumadero de crack
yo sabía la noticia y me negaba a creerla.

cuatro
Las mujeres de la familia me desnudaron me bañaron, me vistieron,
los más pequeños me afeitaron
mi hijo me llevó en su auto directo a una funeraria privada
a recibir el cadáver en la madrugada
llegué elegante con ropa del difunto
entré en el cuarto donde lo estaban maquillando
y ahí estaba Ubaldo Enrique desnudo, hermoso y varón
las manos cruzadas en el pecho sonriendo
un muerto feliz
mi hermano amado
el que me sentaba en sus piernas para nutrirme
con proféticas coladas de avena,
sabiendo que duro iba a ser el camino
dura la guerra en este mundo asqueroso.

cinco
Abracé a su esposa, mi cuñada
sus lágrimas
las más cercanas a lágrimas salidas de las vísceras, del alma
las otras lágrimas
las de las secretarias compañeros, vecinos, conocidos, parientes
no digo que no hayan sido lágrimas sinceras
pero se secarían a las pocas horas.

seis
Esta noche me ha despertado y me dice que está bien
que duerman los cansados del trabajo
los cansados del hambre
los cansados de drogarse
las madres cansadas de cocinar, cuidar, esperar
los dictadores, esos sí, que no duerman nunca
asesinados no los dejen dormir
¡que no los dejen dormir!
Que no duerma el poeta en sus laureles
un poeta de sueños de perro de vida suave
solo puede dar a la humanidad
escritos cursis sermones de autoayuda.

siete
Mi hermano muerto prepara mi funeral
en vida no pudo
quiso experimentar primero qué es eso de morir
para tener argumentos y darme un sepelio digno
¿No lo sabían?
no se hagan, todos creían
que el que se iba a morir primero era yo
que quien merecía morir era yo
yo también pensé lo mismo
las ironías del destino
las ironías de Ese que mueve las fichas de nuestras muertes
y nuestras vidas.

ocho
Ubaldo Enrique mi hermano se parecía al mar.
Vigoroso. Inagotable.

nueve
El mar se parece a mi hermano.

Para Simone, Alejandro y Omid, mis sobrinos

Soy la vida hasta que muera. Historiador y cronista de Manta - Jocay, mi ciudad puerto de Manabí, Ecuador. Periodista - Docente en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador - Mis estudiantes me llaman "Maestro de la sonrisa eterna". Mi Facultad me declara "Patriarca de la Facco". Para mis lectores soy un "Diálogo con Joselías". Soy amante de la vida, río a carcajadas, con Cecilia somos una familia de cuatro hijos y nueve nietos, por ahora. Bailamos "chévere". Nací junto a las olas, vivo frente al mar, converso y río con mis padres que siguen iluminando mi vida aunque estén muertos. Mis hijos son maravillosos. Cada uno de ellos me llena de asombros. Los amigos son libros abiertos para la descontextualización de la relación humana. Proclamo la paz y respeto la diversidad.

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