CIUDAD ALIMENTARIA EN VEZ DE LA REFINERÍA DE MANABI.
Joselias Sánchez Ramos. / sjoselias@gmail.com / 2019-03-22.
NO QUEREMOS QUE NOS OFREZCAN TRABAJO, QUEREMOS QUE NOS VENDAN ACCIONES DE LAS 25 EMPRESAS A LAS QUE SE ENTREGA UN BIEN DE 1.500 MILLONES DE DÓLARES.
Hola manabitas. Justo, antes de las elecciones del 24 de marzo, el Gobierno Nacional anuncia que “La refinería sería una “Ciudad alimentaria”.
Entonces, llegó la hora para, nosotros, los manabitas presionemos para dicho proyecto se cumpla.
Les pido quie no debemos caer en el “cuento” de las 21.000 plazas de trabajo . ¿Por qué?
Porque:
- Ningún inversión tiene réditos si no hay trabajadores.
- La misma oferta la hizo el Presidente Gutiérrez cuando presentó en Portoviejo el proyecto de la Refinería Jaramijó; lo mismo hizo el Gobierno del Presidente Correa con la Refinería del Pacífico; y lo mismo se anunció al principio del gobierno del señor Moreno.
CERTIFICADOS DE INVERSION.
Los manabitas y, de manera particular, los GAD de Manta y Montecristi, territorio donde está la plataforma de la Refinería, debemos exigir que las 25 empresas españolas que han sido convocadas para entregarles este bien de 1.500 millones de dólares, entreguen un cupo de certificados de inversión en dichas empresas, acciones que serán vendidas a pequeños y medianos inversionistas de Manabí, Manta y Montecristi. Los grandes inversionistas van a hacer negocios directo con ellos y allí obtendrán sus ganancias. (Joselías, 2019-03-22)
Y quien nos recupera el bosque destruido un territorio ancestral con una reiqueza enorme de restos arqueológicos base de nuestra era Prehispánica y parte importantísima de nuestra historia, arqueología que fue desbastada y solo aparecieron piezas destrozadas, como resultado de una Prospección Arqueológica posterior al destrozo del territorio del Mantense y Montecristense que se mantienen en el INPC y que no se han tomado en cuenta para aclarar los destrozos que se hicieron en esta zona.
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El pasado no tiene disyuntivas. El presente es fugaz. Armemos el futuro con las ruinas del pasado, con los sueños del presente para almacenar la vida que se escapa a borbotones entre la tristeza del hambre, el asombro del ratero liberado por los jueces y la concuspicencia de los corruptos. No tenemos lágrimas para el pasado, sólo lecciones que no queremos aprender, pero nunca es tarde porque siempre habrá una energía indescifrada: libertad para ser.
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