Manta centenaria

27 de abril: Día del ceibo.

El 27 de abril de 2015, el Gobierno Autónomo Descentralizado de Manabí, resolvió reconocer al Ceibo como “Patrimonio natural y símbolo de la identidad cultural de Manabí” y declarar esta fecha como “Día del ceibo”. La resolución atendió petitorio de la Universidad San Gregorio de Portoviejo cuyo Centro de Investigaciones presentó el proyecto, resultado de una exhaustiva investigación presidida por el Magister Ramiro Molina Cedeño.

27 DE ABRIL: DÍA DEL CEIBO

Joselías Sánchez Ramos. / sjoselias@gmail.com / 2018-04-27

RESUMEN.

El 27 de abril es el Día del ceibo. Manabí lo celebra desde el año 2015. Es un árbol impresionante. Un árbol de Manabí. En mi criterio, un ábol ciudadano, un compañero de ruta desde las culturas ancestrales. Es un árbol de América, inspiración de poetas, pintores, retratistas y del anecdotario latinoamericano.

INTRODUCCIÓN.

El 27 de abril de 2015, el Gobierno Autónomo Descentralizado de Manabí, resolvió reconocer al Ceibo como “Patrimonio natural y símbolo de la identidad cultural de Manabí” y declarar esta fecha como “Día del ceibo”.

La resolución atendió petitorio de la Universidad San Gregorio de Portoviejo cuyo Centro de Investigaciones presentó el proyecto, resultado de una exhaustiva investigación presidida por el Magister Ramiro Molina Cedeño.

ÁRBOL DE MANABÍ.

02 Yo se quien soy

El ceibo o ceiba, es un árbol de Manabí, crece en sus campos. Es tan nuestro como el algarrobo. Son árboles de Latinoamérica.

Desde tiempos milenarios el ceibo sigue enhiesto protegiendo su bosque seco, hábitat de aves, refugio de pequeños animales, fuente de trabajo para muchos que recogen la miel de ceibo o su lana para múltiples artesanías como colchones y almohadas.

Está vinculado con nuestras culturas ancestrales. Los artesanos de la Cultura Manteña tejían las mantas y las telas con la lana de ceibo. Con estos productos ejercieron el comercio global a lo largo de la cuenca del Pacífico americano.

Cuando Francisco Pizarro se encontró con Atahualpa en Cajamarca, Perú, le sorprendió la finura del tejido de la manta con que se cubría el Inca. Era una manta manteña según cuentan los cronistas y afirmara el intérprete de Pizarro quien era un nativo manteño que había capturado Bartolomé Ruiz.

Siendo un árbol emblemático de esta región provincial se lo debe preservar. Sus bosques están siendo devastados por las nuevas urbanizaciones que, a diestra y siniestra, cortan los árboles xerofilos, sobre todo, en el territorio de la mancomunidad del Pacífico: Manta, Jaramijó y Montecristi. El palo santo está en vías de extinsión.

ÁRBOL CIUDADANO.

03 Rocio Saltos

En Manta el ceibo es un árbol ciudadano. Se levanta airoso en la Plazoleta Azua desde que Jacqueline Munizaga lo sembrara hace 17 años. Durante este tiempo ha convivido con los mantenses sus historias cotidianas.

Cada 14 de febrero, fecha de su siembra, se reúnen en derredor del tronco, al cobijo de su sombra, sus padrinos y ciudadanos para celebrarlo con música, dulces, mistela y rompope.

Más allá, en el viejo parquecito de El Faro que parece ser propiedad privada, un viejo algarrobo reclama también su ciudadanía.

ARTE

04 Pituca y su Ivo Uquillas

Los ceibos crecen en nuestros campos. Allí adoptan sus formas tan peculiares que sirven de inspiración a poetas, pintores, fotógrafos y a la sabiduría popular. Cuando usted viaja de Tosagua a Rocafuerte observa un ceibo muy particular con formas de mujer. Los publicistas de Industrias Ales han colocado allí un letrero que dice: “Producto de calidad”

El gran escultor y pintor manabita, don Ivo Uquillas se recrea con el ceibo en toda su frescura, formas y colores. En la acogedora sala de la dama manabita Pituca Burau de Santana, Montecristi, se observa una maravillosa pintura del maestro Ivo Uquillas. Él ha recreado su arte con el tronco de un ceibo cuyos matices invitan a la reflexión.

El maestro pintor José H. Pozo Tobar es otro enamorado del ceibo. Sus formas espectaculares son pintadas en sus cuadros en varias tonalidades y perspectivas, en los atardeceres y con la brillante luz solar.

El maestro Alberto Santoro Williams, me pidió que presentará su exposición en el Museo Cancebí. Quede impresionado por la maravillosa paradoja de la naturaleza que captan sus cuadros. Allí están sus ceibos, vigilantes silenciosos de los tiempos, ceibos configurando el viento, el alma, la soledad, el placer y la vida en las sabanas manabitas.

Líder García, arquitecto y fotógrafo, es otro perceptor de la naturaleza. Fue a España. Los europeos quedaron sorprendidos con una cosmogonía de ceibos captados en la campiña manabita. Este joven profesional percibe el profundo lenguaje de las formas con las que se comunican los ceibos mirando al cosmos mientras sus gruesas raíces se adentran en la tierra. Fue honrado, aplaudido, reconocido. En Suecia también ha obtenido resonante reconocimiento.

ÁRBOL DE AMÉRICA.

El ceibo o la ceiba es un árbol de características diversas. En Guatemala, donde llega a alcanzar hasta 50 metros de altura, es considerado por decreto nacional, el “Árbol Patrio”.

En Argentina, una variedad de ceibo o seibo, alcanza un promedio de 5 a 8 metros de altura y produce una flor roja que es, por ley, reconocida como “Flor Nacional”.

En Manabí, Ecuador, el ceibo es patrimonio natural y símbolo de su identidad cultural.

ÁRBOL COMPAÑERO.

El ceibo podría ser su árbol compañero. Hágalo su familia. Siémbrelo en su patio.

Los entendidos señalan que es un árbol de rápido crecimiento, cultivo ornamental y madera liviana, muy apto para jardines donde se lo siembra sólo, dejándole un espacio de cuatro metros de lado por lo menos, dada la altura que alcanzará en sus 140 años de vida y en los dos metros de grosor de su tronco. También lo puede podar para mantenerlo pequeño si su patio es reducido.

05 Ceibo de la Plazoleta Azua

ÁRBOL HERMANO.

Ningún lugar está lejos cuando tienes un árbol. Siempre habrá un abrazo y un suspiro, una lágrima y una sonrisa, siempre habrá una palabra en silencio que brota de tu mismo silencio.

Gabriela Mistral lo llama: “Árbol hermano, que clavado / por garfios pardos en el suelo, / la clara frente has elevado / en una intensa sed de cielo; / Árbol que no eres otra cosa / que dulce entraña de mujer, / pues cada rama mece airosa / en cada leve nido un ser.”

En su caminar, el poeta Antonio Machado lo mira y exclama: “Buen árbol, quizá pronto te recuerde, cuando brote en mi vida una esperanza que se parezca un poco a tu hoja verde”…

Daniel Adrián Madeiro, le dice: “Árbol, estoy aquí. Te contaré algo que no le he contado a otros, solos aquí, tu y yo, quedará esto entre nosotros: Vendré a beberme tu sombra cuando se cierren mis ojos.”

El árbol es un hermano clavado en el suelo mientras sus ramas se elevan al cielo.

BOSQUE DE PALABRAS.

Y evoco mi niñez en la que, de repente, fui árbol en el silencio de la tarde. Abrazando mi algarrobo, mi piel junto a su tronco se volvió corteza. Fui hojas gritando la oración de la alegría. Me sentí mecer como las ramas se mecen con el viento. Y, me dejé ir entre la tierra húmeda, para sentirme en el cielo de arreboles, mirando el mar y conversando con la luna.

Hoy tengo mi ceibo. De niño tuve mi algarrobo. Mi padre lo sembró; mi madre nos enseñó a regarlo. Entienden por qué amo la vida.

Mis árboles de la infancia y adolescencia en el jardín de la casa: Guachapelí, Matapalo, Jaboncillo, Tamarindo (aún hay uno que no termina de crecer).

Mi padre sembraba árboles, mi madre sus flores y plantitas para todos los dolores y comidas (nadie se acuerda del mastuerzo para el dolor de muelas). Mi abuelo José Agusgtín, tenía sus vacas y burros, muyuyales, perlillos, copés y sus ceibos que le daban abundante lana. Mi abuela Natalia nos contaba cuentos de lutonas y aparecidos.

Yo estoy aquí, junto a ustedes, con este bosque de palabras. El árbol, un amigo, escuche la canción de Alberto Cortez, ‘Mi árbol y yo’. El árbol, un compromiso con la vida, converse con Jacqueline de Munizaga. El árbol, un recuerdo, escuche ‘El algarrobo’ de Víctor Emilio. El árbol, una misión, observe la paciencia de doña Elvira de Zambrano.

CONCLUSIÓN.

El árbol, una lección, que imparten los esforzados maestros y queridas maestras de nuestras escuelas. El ceibo, un árbol ciudadano de Manabí. Salúdelo hoy en su día.

Un solo árbol puede dar sentido a un bosque, a un pueblo o a una persona. El ceibo es su árbol. (Josar, 2018-04-27)

Soy la vida hasta que muera. Historiador y cronista de Manta - Jocay, mi ciudad puerto de Manabí, Ecuador. Periodista - Docente en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, Ecuador - Mis estudiantes me llaman "Maestro de la sonrisa eterna". Mi Facultad me declara "Patriarca de la Facco". Para mis lectores soy un "Diálogo con Joselías". Soy amante de la vida, río a carcajadas, con Cecilia somos una familia de cuatro hijos y nueve nietos, por ahora. Bailamos "chévere". Nací junto a las olas, vivo frente al mar, converso y río con mis padres que siguen iluminando mi vida aunque estén muertos. Mis hijos son maravillosos. Cada uno de ellos me llena de asombros. Los amigos son libros abiertos para la descontextualización de la relación humana. Proclamo la paz y respeto la diversidad.

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