Rafael Correa Delgado.
Por Joselias Sánchez Ramos.
2017-05-27.
Rafael Correa Delgado y su década ganada ya es una leyenda como él mismo lo afirma. “Correa marca un antes y un después en la historia del Ecuador”, sentencia Atilio Borón, sociólogo argentino.
«Fuimos queridos, fuimos odiados, pero Ecuador nunca más volverá a ser ignorado«, sentencia el mismo Rafael Correa.
“Parece que estamos ante el digno cierre de una década que dejará el rastro de avances sociales contrapuesto a un terrible deterioro de las instituciones democráticas”, se lee en el New York Times suscrito por César Ricaurte de Fundamedios.
Erika Sylvia Charvet, socióloga y cientista política considera que, a más de académico, “Rafael Correa destaca, brilla, exterioriza el éxito, es un protagonista impetuoso, de una franqueza lapidaria, no le teme a nada, piensa en grande y no cree en imposibles. Más que un ecuatoriano atípico, es el nuevo que está por nacer o está naciendo, no influido ya por la ética tradicional de ese país de la escasez, sino por influencias ético-políticas y culturales contemporáneas.”
Aquello se percibe en lo que sostiene el director de Fundamedios: “Ni los mayores defensores de Correa pueden sostener que es un mandatario tolerante a las críticas o que se somete a las reglas de un estado de derecho. Su arrogancia y carácter autoritario han sido protagonistas de políticas escabrosas. Se trata de su supervivencia política y, fiel a su estilo, Correa tratará de protegerla a como dé lugar.”
“Correa no fue un presidente de escritorio sino de territorios” concluye Eduardo Santillán, fotógrafo que lo acompañó durante siete años en sus recorridos por el país sorprendido por la sensibilidad del presidente para con el pueblo, su cercanía con los adultos mayores y niños con quienes caminaba. Al enfrentar la tragedia del terremoto mostró su grandeza, al abrazar a los sobrevivientes y levantar el ánimo.
Personalmente vi la grandeza del presidente en el desastre del terremoto; en la zona cero de Tarqui abrazaba a los sobrevivientes y les infundía ánimo y valor para sobrellevar la tragedia.
Correa es la “humilde lección” que el pueblo acoge y canta; la despedida con retorno; la voz de los niños diciéndole “Nunca te voy a olvidar”; Es el “hasta la victoria siempre”; la lágrima furtiva de hombres y mujeres ancianos que levantan sus manos para bendecirlo. Es el hijo de una madre que supo amarlo, crecerlo y educarlo. “El que recibe nunca debe olvidar” sentencia Séneca.
Es el ethos gubernamental no burqués, solidario y líder fuera de serie”. Es el ecuatoriano atípico de apellidos comunes que rompe las normas de la reprobación social para convertirse en el perfil del nuevo ecuatoriano del siglo XXI.
Corea es el “Amauta” para Bolivia. El doctor Honoris Causa de universidades de varios países de América y Europa. “Es el hombre que logró transformar en apenas diez años un país sumido en una crisis económica y política”, para el rector de la Universidad de La Habana.
Correa es la alegría. La mantense Ab. Pamela Cantos Navia, en su muro del Facebook escribe: “Nunca perdiste la alegría y siempre disfrutaste junto a tu pueblo, criticado por los sufridores pero amado por tus seguidores. Verte disfrutar de la música ha sido un verdadero placer mi Rafa, los amargados creen que ser presidente es sinónimo de amargura, tu rompiste todos los esquemas y protocolos y por eso te ganaste el amor de un pueblo que te convirtió en INVICTO, catorce triunfos nos dicen que hiciste bien las cosas”
El 24 de mayo de 2017 el señor Rafael Correa Delgado concluye su mandato de diez años iniciado el 15 de enero de 2007. Lo sucede el señor Lenín Moreno Garcés quien gobernará hasta el 24 de mayo de 2021.
El sábado 20 de mayo, el último “Enlace ciudadano” de los 523, se realizó en el parque Los Samanes de Guayaquil. Allí se despidió y agradeció al pueblo ecuatoriano.
El lunes 22 de mayo, su última participación en el “Cambio de Guardia Presidencial” frente al pueblo reunido en la Plaza de la Independencia, dijo: “Dejo la patria en las mejores manos: Lenin y Jorge”.
El miércoles 24 de mayo, todo está listo para el cambio de Mando. No habrá “Informe a la Nación”. Entregará informe escrito al Presidente de la Asamblea.
El presidente Correa declaró: “Es la fiesta del presidente entrante. No es la fiesta del presidente saliente. Yo estaré ahí, entregaré la banda presidencial que es el símbolo de poder, y luego me retiraré con mi familia. Todo el auditorio y la Asamblea será del nuevo presidente Lenin Moreno Garcés y Jorge Glas Espinel”.
Termina la década de Correa, una de década de confrontación con el “viejo país”, un legado repleto de cambios y trágicos momentos con duras pruebas.
«Fuimos queridos, fuimos odiados, pero Ecuador nunca más volverá a ser ignorado«, sentencia Rafael Correa.
Conclusión
Aunque algunos tienen el derecho de la duda, la historia que otros leerán después de 100 años, seguirá destacando los logros del Ecuador de principios del siglo XXI. Hay, sin establecer un parangón, una coincidencia de siglos. A principios del siglo XX le correspondió a Eloy Alfaro sustraer a la sociedad ecuatoriana de la secularización para modernizar la República y transformarla en un «Estado de derecho». A principios del siglo XXI le corresponde a Rafael Correa sustraer a la sociedad ecuatoriana del neoliberalismo y transformar la República en un «Estado constitucional de derecho». Comprendo que es difícil percibir los cambios que solo son posibles, como los frutos que maduran, con el «tiempo». Mas, la década correista ya se vivió. La década de desarrollo equilibrado ya se ganó. El reto ecuatoriano le corresponde ahora a don Lenin Moreno. (Josar, 2017-05-27)
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