Diálogos de Joselías
Manabí, 25 de junio

Por Joselías Sánchez Ramos
Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí
joselias@gmail.com /
Buenos días comprovincianos.
Introducción
El 25 de junio de cada año, los manabitas celebramos nuestra provincialización, un evento cívico que recuerda la resolución del Congreso de la Gran Colombia al disponer, el 25 de junio de 1824, la creación de la provincia de Manabí con sus cantones: Portoviejo, Jipijapa y Montecristi.
Este año, bajo la égida del Consejo Provincial, nos reunimos para celebrar el 178 aniversario.
Otros 25 de junio
No es la única fecha importante que recordamos este día. Hay otros hechos que enaltecen y reafirman nuestra identidad cultural manabita.
El 25 de junio de 1842 nace el héroe manabita José Eloy Alfaro Delgado. Hoy nos convocamos en el 160 aniversario de su natalicio. Una gran celebración cívica regional que debemos convertirla en continental.
El 25 de junio de 1908 llega a Quito, desde Guayaquil, el ferrocarril trasandino de la integración nacional. Hoy se recuerdan 94 años de esta epopeya del trabajo, obra magna de Eloy Alfaro.
“Que nada, ni las ingratitudes de los hombres, ni el odio de los chacales, ni la amnesia cobarde de los pueblos, podrán discutirle, ni negarle, cualesquiera que sean, las formas de poderío que la infamia revista”, a decir del J.M. Vargas Vila.
Nada ni nadie, aunque se esfuercen aquellos que, proclamando la libertad de expresión, pretendan bajarlo del pedestal de su gloria llamándolo “ambicioso del poder”.
El 25 de junio de 1950 se crea la Universidad Técnica de Manabí, la primera de las varias que hoy nos enorgullecen. En esta fecha evocamos los 52 años de esa serena visión de su gestor y fundador, el maestro Paulo Emilio Macías.
Los 5 de Junio
En un diálogo anterior habíamos sugerido declarar a Junio como “mes del Águila Roja”, nombre con el que se reconocía al joven Eloy Alfaro en los inicios de sus luchas libertarias.
Dialoguemos sobre ellas.
El 5 de junio de 1864, en “Colorado”, a sus 22 años, Eloy Alfaro realiza su primera acción de armas. En este sitio se encuentra el cuartel general del “Águila Roja”.
En la primera loma que se encuentra viajando de Manta a Montecristi, entre los charcos de “Colorado” y “Mazato”, “al frente de 23 individuos, asaltó puñal en mano, y rindió a una Compañía de 60 soldados veteranos, al mando del Capitán N. Jácome, que envió, el Gobierno Constitucional del Dr. Gabriel García Moreno, para aumentar las fuerzas acantonadas en Montecristi”, recuerda el historiador Eugenio de Janón Alcívar.
Montecristi es, en esos tiempos, capital de Manabí.
Más tarde, en Montecristi, con 8 compañeros de armas, toma prisionero al Gral. Francisco Javier Salazar, Gobernador de Manabí, iniciando así la revolución alfarista que se consolida en Guayaquil el 5 de junio de 1895 cuando se lo declara Jefe Supremo de la Nación.
Manabí, principio nacional
El reconocimiento de Manabí como provincia es la reafirmación de su identidad cultural como región provincial y su participación en la construcción del Estado ecuatoriano, en un proceso que se configura en su tiempo y en su espacio histórico.
Una de las culturas más antiguas de América es la Cultura Valdivia, 7.500 años antes de Cristo, que florece en el territorio de lo que es hoy Manabí, extendiendo su ámbito de influencia desde la Península de Santa Elena hasta el sur de la actual provincia de Esmeraldas y, hacia el interior del continente, por las comarcas de Santo Domingo de los Colorados y de la Provincia de Los Ríos.
Olaf Holm, el célebre arqueólogo e investigador guayaquileño destaca que, “la Cultura Valdivia dio la primera alfarería a las Américas y la navegación precolombina de la costa ecuatoriana tuvo un desarrollo precoz, contactos culturales que representan, fuera de toda duda, un constante ir y venir a lo largo de la costa del Pacífico, contactos comerciales e intercambios culturales efectuados en forma pacífica”.
En 1960, el investigador Bushnell afirma que “tal vez no se pueda seguir señalando, con tanta confianza, a los Olmecas como la primera civilización americana”. En 1962, el arqueólogo ecuatoriano, Julio Viteri Gamboa, en el propio México dice en voz alta: “¿Por qué continuar con el complejo de decir que nuestras culturas son formadas basándose en influencias mayas o aztecas? ¿Por qué no decir que las culturas arcaicas de México recibieron la influencia de nuestras Culturas Valdivia o Chorrera?”.
El manabita, Dr. Viliulfo Cedeño Sánchez, quien dedicó su vida al estudio de nuestras raíces, resume estas investigaciones en su obra cumbre «La Confederación Manteña» presentando elementos históricos trascendentales que nos ayudan a comprender esta configuración del «Yo grupal» de la identidad manabita.
Afirma que, en sus inicios, el hombre que habitó el litoral ecuatoriano pertenecía al mismo tronco étnico y en ningún momento a diversas oleadas humanas que fueran a estructurar nuevas comunidades con diferentes tendencias culturales. Ello es importante entender en nuestro análisis sobre la identidad manabita.
Este hombre, de un mismo tronco étnico, evolucionó, «y con él, sus costumbres, sus ideas, sus habilidades, a medida que se adaptaba al medio circundante y dominaba a la naturaleza. El camino que tuvo que recorrer fue largo y difícil.
Desde Valdivia hasta la fase cultural Manteña. Desde la simple organización tribal hasta la compleja estructura de una Confederación. Desde las diminutas «Venus» de Valdivia hasta las estilizadas y simbólicas «Venus de los cerros» (estelas manteñas). Desde el tronco usado como asiento hasta las funcionales «sillas de piedra». Desde la concha, como elemento sagrado y decorativo, hasta la fundición del oro y del níquel, en hornos especiales».
«No es, por tanto, según nuestro criterio, una serie de razas y culturas que se fugaron de este suelo para dar paso a otras que llegaban», afirma.
Desde que llegó el primer hombre a costas manabitas, se sucedieron diferentes fases culturales. Cada una de ellas, heredando y trasmitiendo su cultura y descubrimientos, lenta pero inexorablemente a través del tiempo. Experimentaba, aprendía y trasmitía, pero es la misma gente que avanza y retrocede como una sola unidad que se van mostrando cronológicamente a través de las excavaciones y las pruebas del carbono 14.
En el Período Formativo (10.000 AC hasta 500 AC) surgen las culturas Valdivia, Machalilla y Chorrera en sectores como Joa, Jipijapa, Resbalón, Pichincha, Flavio Alfaro.
Hacia el año 2.500 AC, la cultura Machalilla en Jipijapa y lo que es hoy Puerto López.
Hacia el año 1.000 AC, la cultura Chorrera en Bahía y Chone.
En el Período de Desarrollo Regional (500 AC hasta inicios de la era cristiana) surgen las Culturas Jama-Coaque y Bahía I y II.
La Jama-Coaque, por el año 500 AC, habitando la zona comprendida entre Jama y La Tolita (Esmeraldas).
A principios de la era cristiana surgirá la cultura Bahía I y Bahía II en la Isla de la Plata y la zona norte de lo que es hoy Manabí, teniendo como asiento principal a Bahía de Caráquez.
En el Período de Integración (Desde inicios de la era cristiana hasta 1.535 DC) surgirán las culturas Guangala y Manteña.
La Guangala, ocupando la Península de Santa Elena hacia Chone, declinando hacia el año 500 DC. La segunda, la Cultura Manteña desde Atacames hasta Puná y en las Islas Floreana e Isabela del hoy Archipiélago de Galápagos. Es la cultura del encuentro, en pleno florecimiento cultural, con los españoles en 1534.
Estas culturas aborígenes van a tener especial protagonismo en la región de lo que es hoy Manabí y en el territorio andino de lo que es hoy Ecuador:
Los Caras de Bahía de Caráquez, llegan a las faldas del Pichincha, fundan la dinastía de Los Shyris y establecen el Reino de Quito, cuna de la Nacionalidad.
Desde Portoviejo, parte la expedición para fundar, de manera definitiva, a la ciudad de Guayaquil.
Quito y Guayaquil están en deuda con Manabí.
En la Colonia, Manuel Inocencio Parrales y Guale, soberbio cacique indígena de Jipijapa, logra el reconocimiento del Rey de España quien le otorga la posesión de sus tierras, hasta la Península de Santa Elena.
Identidad cultural manabita
La identidad es una relación de pertenencia. “La identidad personal es un problema social por cuanto una persona se convierte en tal en la medida en que adopta las actitudes del otro, de los otros y del grupo, experiencia que configura la conciencia de sí”. Esta identidad personal, por el efecto comunicacional de las interrelaciones desembocará en la identidad colectiva.
Catalina Arosemena, en diario El Comercio de Quito, el pasado 15 de junio, explica que la identidad se concibe como un proceso, un ente en constante formación y transformación, una subjetividad no codificada, más bien fluida, que se observa como un proyecto elaborado en la interacción con los otros y definido en la búsqueda de igualdad y justicia, de la autorrealización adulta y moral de la comunidad”.
Como soy un comunicador planteo que, si cada acto de pensamiento es un acto de comunicación, el “yo personal” se convierte en “yo grupal” a través de las interrelaciones o interacciones que el hombre genera con la comunicación, en un espacio de tiempo y territorio determinados.
Frente lo cual, planteo:
“La identidad cultural manabita como una identidad regional, una conciencia compartida de los habitantes de Manabí, una conciencia de pertenencia a una comunidad regional específica, resultado de un largo proceso que se inicia en la prehistoria latinoamericana, se condiciona durante la conquista, se refuerza durante la colonia, se vigoriza durante las luchas de la independencia, se trasluce durante la República del siglo XIX como revolución alfarista, para convertirse hoy, en una «ideología manabita» desarrollada sobre la territorialidad y la etnicidad.”
La provincializacion
Fue hace 178 años. El 25 de junio de 1824 que el Congreso de la Gran Colombia, dispone la creación de la provincia de Manabí, con sus cantones Portoviejo, Jipijapa y Montecristi.
En esa época, el territorio de Colombia se dividía en departamentos con sus respectivas capitales: Ecuador, capital Quito; Azuay, capital Cuenca; Guayaquil capital Guayaquil. Manabí era administrado por el Departamento de Guayaquil.
En la Colonia, Manabí dependía del Corregimiento de Guayaquil. Esa dependencia no pudo jamás suprimir la identidad manabita.
Desde ese 25 de junio, en los territorios de estos departamentos se constituyen las primeras siete provincias con sus respectivas capitales: Pichincha, Quito; Imbabura, Ibarra; Chimborazo, Riobamba; Azuay, Cuenca; Loja, Loja; Guayas, Guayaquil; y, Manabí, Portoviejo.
En 1826, cuando el Libertador Simón Bolívar ingresa a Bogotá y asume la presidencia, se declara dictador de los departamentos de Guayaquil y Azuay; suprime la provincia de Manabí y dispone que Portoviejo, Montecristi y Jipijapa sean cantones de la provincia de Guayaquil.
Pero al año siguiente, el general Francisco de Paula Santander, quien asume el poder, restablece a la provincia y ordena que Portoviejo sea su capital.
Celebremos, manabitas, este aniversario de provincialización. Compartamos con nuestra familia, con nuestros hijos, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros alumnos, esta identidad regional, identidad cultural que genera pertenencia y orgullo de ser manabita, identidad cultural que implica un deber ser manabita.
Joselías Sánchez
Manta, 2002-06-23
0 comments on “Manabí 2014 – 8”